Consejos para cuidar fachadas y exteriores

En arquitectura la fachada se define como el elemento básico de cualquier diseño y marca el carácter del resto de la construcción. Las nuevas tendencias no reconocen diferencias entre exterior e interior, los detalles no valen por sí mismos, sino como parte indispensable del conjunto.

Igual como dicen que el rostro es el espejo del alma, la fachada es el rostro de una casa. La mayoría de los arquitectos y expertos en bienes raíces coinciden en que la fachada es la primera impresión, y más importante, de nuestra vivienda.

Cada detalle del exterior, desde el diseño del jardín, las ventanas y la puerta, hasta la iluminación artificial, todo influye en la primera impresión del hogar donde vivimos.

Al respecto muchas personas pueden discrepar y aducir que la cara de una casa es la sala, y puede que tengan razón ya que es la zona donde generalmente ponemos mayor énfasis en materia de distribución y decoración; sin embargo, la fachada de la casa muchas veces es descuidada y nos concentramos más en el jardín y en el piso de entrada, que en las partes altas de las paredes que forman la parte frontal de la vivienda.

En efecto, si levantamos la mirada es más que probable que notemos que el polvo y la suciedad han hecho presa de varias zonas de la fachada. Por ello es recomendable lavar las paredes periódicamente, de esta manera no dejamos que la mugre percuda nuestra fachada y la haga ver más opaca.

En el mercado existe gran variedad de pinturas, desde acrílicas hasta lavables, para pintarla al menos una vez al año. Más allá de ser un trabajo rutinario, representa una especie de renovación o actualización, y sin duda esto se verá reflejado en nuestra conducta que será influenciada de manera positiva por el cambio.

Es el color del exterior lo que determina una primera impresión favorable o negativa del entorno. Este factor debe encontrarse en relación a la forma y cualidades estructurales de la vivienda; el color rompe toda expresión de monotonía y corresponde a las tonalidades claras ser las más recurrentes en la impresión de fachadas, laterales y contrafrentes; las oscuras se aconsejan para cubrir elementos decorativos, molduras, zócalos, dinteles y demás formas ornamentales.

Toda vez que decidamos pintar o corregir la fachada, lo mas conveniente es recurrir a un especialista (pintor o albañil según sea el caso). Intentarlo por nuestra cuenta puede resultar más costoso debido a la falta de experiencia y conocimiento. También es conveniente consultar dos o tres presupuestos que detallen el tipo de preparación base, los materiales y marcas que se utilizarán, sin condicionar las manos de pintura que se requieran para concluir adecuadamente el trabajo.

Generalmente el presupuesto se hace sobre la base de un precio por metro cuadrado. En carpintería se proyectan tanto en metros cuadrados como por pieza o unidad. Lo ideal es lograr un precio global que incluya material y mano de obra junto con un posible listado de tareas agregadas.

Sea cual sea el procedimiento, los pasos a seguir para restaurar o pintar la fachada son: limpiar, lijar, reparar las irregularidades del muro y volver a lijar. Es importante que las superficies estén limpias, secas, firmes y lisas. Posteriormente, hay que aplicar una capa de fijador para lograr un mejor rendimiento de la pintura y pueda penetrar perfectamente en los poros, sobre el revoque fino o yeso.

• Impermeabilidad y resistencia a la intemperie. En acabados, las pinturas pueden ser lisas o con acabado ligeramente texturizado -perfecto para regularizar pequeñas imperfecciones- y con fisuras, más suave que el texturizado y conveniente para una menor acumulación de polvo.

• Esmalte sintético brillante. Se diluye en aguarrás, es de secado duro y resistente. Lavable y aplicable sobre carpintería y metales.

• Látex para exteriores. Soluble en agua, su base es de polímeros acrílicos que proporcionan elasticidad, resistencia, gran adherencia y ciertas condiciones hidrófugas. Se aplica sobre hormigones y revoques al exterior.

• Barnices. También se diluye en aguarrás, son transparentes y se utilizan sobre maderas. Estos y los esmaltes sintéticos se pueden encontrar en tonos brillantes, semimates y mates; siendo los brillantes los más resistentes para exteriores.