Calefacción a 20 grados
Es la temperatura ideal para estar confortable en la vivienda durante el día y no derrochar dinero. Por cada grado de más, el gasto en calefacción aumenta en un 7%. A lo largo de la noche, al estar protegidos por edredones y mantas, la temperatura puede bajar a 15 o 17 grados. Durante este tiempo puede permanecer apagada y encenderse de nuevo por la mañana.
Termostatos programables
Si la casa está vacía durante muchas horas o sus propietarios pasan varios días fuera, conviene colocar este tipo de reguladores. Se pueden dejar programados para que en las horas en que nadie esté en la vivienda, esta permanezca a 15 grados y el resto del tiempo suba a 20 grados. Así se ahorra entre un 8% y un 13% de energía.
Calentadores bien ventilados
A veces los aparatos de calefacción afean la decoración y se tapan; otras veces se colocan objetos o mobiliario delante. Esto hace que el calor no se distribuya de forma adecuada y sea necesario gastar más dinero para subir la temperatura de la estancia.
Cerrar persianas y cortinas al anochecer
De esta manera, el calor permanece más tiempo en la vivienda cuando bajan las temperaturas exteriores. Las cortinas, sobre todo si son gruesas, también aíslan bastante, así que es mejor mantenerlas extendidas por la noche. Del mismo modo, es importante tener las persianas abiertas y los toldos subidos a lo largo del día para que entre el sol y suba la temperatura de la casa.
Ventilar la casa por la mañana
Diez minutos es tiempo más que suficiente para renovar el aire. Sería mejor no hacerlo a primera hora de la mañana, cuando hace más frío, pero por los horarios laborales no siempre es posible.
Sellar ventanas
Si no se puede comprar una nueva ventana, es posible tapar los huecos por los que entra el frío con masilla o silicona, una solución barata que permite ahorrar en calefacción. Las cintas selladoras adhesivas también son un buen aislante.
Utilizar cubre polvo
Muchas veces por debajo de las puertas y por los laterales se cuela aire frío y se crean pequeñas corrientes. Si se usan burletes, el calor permanecerá más tiempo en la vivienda. También se pueden poner barras rígidas de madera, aluminio o pvc atornilladas a la parte baja de la puerta; al llevar fieltro por debajo, no dejan que entre el frío. Además, si se mantienen cerradas las diferentes estancias, conservarán mejor el calor, sobre todo si alguno de los cuartos no se emplea y tiene la calefacción apagada.
Reutilizar el calor de otras recamaras
Si por el contrario en una parte de la casa la temperatura es muy alta, se puede dejar salir el calor a otras zonas. Después de una ducha, los grados del termómetro se disparan. En estos casos viene bien utilizar el calor que se crea en el baño para calentar otras estancias, en vez de abrir la ventana, como se hace a veces para evitar que el vapor empañe los cristales.
Utilizar alfombras
Las alfombras también ayudan a conservar el calor en la vivienda, sobre todo en suelos de terrazo, que son más fríos que los de madera. Mantienen los pies más calientes y no transmiten el frío del piso al cuerpo.
Bebidas y alimentos calientes
Las sopas, los tés y, en general, las comidas y bebidas calientes son buenas aliadas contra el frío. No en vano, en invierno y con la casa no muy caldeada, es lo que más apetece, pues ayudan a subir la temperatura del cuerpo aunque sea durante un rato.
Ropa abrigada
Es inútil seguir estas prácticas y estar en la vivienda con una camiseta. Llevar zapatillas de estar en casa con borreguito, calcetines y jerséis gordos son una de las formas más baratas de ahorrar calefacción. Esto se aplica también a la cama: emplear sábanas de franela en vez de las de algodón, edredones de plumas, más de una manta gruesa si es necesario y pijamas abrigados son otras claves para no pasar frío por la noche.
Bolsas de agua caliente
Si la cama está fría antes de dormir, nada mejor que pasar una bolsa de agua caliente sobre las sábanas y mantenerla después junto al cuerpo. Es un recurso sin apenas coste y que se ha utilizado con éxito durante décadas.
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