A todas las personas que hemos pensado en tener una casa propia nos han tentado las casas de interés social por sus precios accesibles y la facilidad de obtención de las mismas. Al verlas parecieran no ser tan mala idea, pues en su mayoría son casas de dos pisos con todo lo suficiente para vivir ya sea solos o con la familia cómodamente pero pocos nos imaginaríamos el riesgo que corre nuestro dinero al invertirlo en estas propiedades.
Si bien es cierto que son viviendas que nos pueden sacar de un apuro también lo es que con el paso del tiempo las personas que las habitan notan ciertas fallas que impiden una vida cómoda y plena. En San Luis Potosí, la construcción de estos fraccionamientos se ha acelerado de manera impresionante pues cumple con las demandas de una ciudad en crecimiento. Así muchas personas incluyendo a los albañiles que las construyeron aceptan que no son la mejor de las opciones para vivir.
Todas las personas que han adquirido una de estas casas aceptan tener que hacer ciertos cambios para poder vivir mejor como cambio de pisos, de cochera y bardas más altas, por lo que el costo real de estas casas no es el que pagamos por ellas, sino el que terminamos de pagar cuando las modificaciones terminen.
Serian buenas noticias si una vez arregladas las deficiencias físicas el problema estuviera resuelto, sin embargo muchas personas han encontrado fallas en la instalación de agua y gas mucho tiempo después de adquirirlas, lo que provoca nuevos gastos que muchas veces las familias no pueden solventar.
Tras escuchar todos los problemas que estas casas tienen, la ley potosina decidió reformar las legislaciones que conciernen a la construcción de estas casas, definiendo que todas deberían tener un mínimo de 75 metros cuadrados de extensión, 5 metros de frente mínimo, lineamientos que no han sido cumplidas por las constructoras, pues en muchas ocasiones ni siquiera los 5 metros de frente se construyen como se debe.
La deficiencia de estas casas se debe a que quienes buscan producir las viviendas en este tipo de esquemas, buscan generar sobreutilidades directas, esto les ayuda a recuperar el costo de la construcción de paso generar plusvalías. Este tipo de problemas está empezando a tener consecuencias, pues muchas de las casas construidas de esta manera han sido abandonadas por sus propietarios y en ocasiones han sido traspasadas.
Convertirse en un corredor inmobiliario, es más complejo que vender o rentar una casa a otros. El trabajo de un corredor inmobiliario, no sólo consiste en acercar a quien desea vender o rentar una casa con un comprador, y cobrar una comisión por ello.
Un buen corredor inmobiliario, realiza un acompañamiento completo, ofreciendo ayuda para analizar las ofertas o diversas opciones considerando las necesidades del cliente, proporcionando la asesoría legal del caso, apoyando en la investigación y recopilación de los documentos necesarios, así como llevando a cabo las gestiones requeridas, y asistiendo en la operación tanto al vendedor como al comprador, hasta llegar a la firma de las escrituras.
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