La fachada de su casa habla de usted. Por lo general se deja para el final de una obra o como última reforma, priorizando el arreglo del interior. En este sentido hay que tener en cuenta que, además de darle una vista agradable a su hogar, la fachada es una protección del interior contra los efectos de la erosión del ambiente.
Si va a pintar, asegúrese que el producto protegerá a su casa por lo menos por diez años. Algunas pinturas incluso vienen con certificados de garantía por un tiempo determinado. Piense que para arreglar la fachada deberá contratar una empresa, colocar andamios, tramitar permisos. Es una inversión que vale la pena cuidar, no es un buen momento para ahorrar en los materiales.
Asegúrese de que los colores de moda que tanto le gustan hoy, no lo aburrirán dentro de dos o tres años. Lo mejor es solucionar antes que nada problemas estructurales de la fachada como grietas y humedades persistentes. Compruebe que la mampostería está firme antes de aplicar el color a su fachada. Deje todo en manos de profesionales. Un trabajo amateur quizás esté bien para la casa de la playa, pero sepa que no durará lo suficiente.
Una fachada se puede realzar con detalles tan simples como techos coloniales, maceteros colgantes, cerámicas decorativas o el lustrado de puertas y ventanas de madera. Si su casa está muy expuesta al sol, considere como una opción plantar algún árbol que de buena sombra en el frente. Aumentará considerablemente la vida útil de su fachada.
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