El acero es un material de construcción fundamental en todas las estructuras ya sean pequeñas o muy grandes ya que brinda soporte y refuerzo, permitiendo que dure más en buen estado a pesar del paso del tiempo y el tipo de uso que se les dé. Gracias a la versatilidad del acero, se pueden hacer muchas cosas con él, no solamente darle resistencia al edificio, sino moldearlo con fines estéticos, por lo que todos los tipos de acero conocidos son utilizados en las construcciones modernas.
A pesar de que el acero hace las veces de esqueleto para la construcción, es importante saber que no todos los aceros pueden utilizarse en cualquier ocasión, depende de qué queramos hacer con la estructura para escoger el tipo de metal, así es que la varilla corrugada se utiliza cuando lo que se quiere lograr es un aspecto un poco más estético en el edificio. También se les utiliza para levantar los castillos de los edificios que son los que básicamente le dan la forma a la estructura.
Muchas de las varillas están cubiertas por cemento para dar la apariencia final de la construcción; esto puede parecer algo obvio, sin embargo muchos proyectos emergentes de arquitectura ponen al descubierto algunas partes del esqueleto del edificio para darle un toque más “artístico y profundo” a la estructura.
En cuanto a los aceros y su resistencia, ésta se determina gracias a la pureza de la aleación del acero ya que entre más puro sea, más fuerte será y mejor se adherirá al cemento, ya que las varillas hechas de aceros con muchas impurezas van a tener mayor dificultad para agarrarse al colado. Hablando específicamente de las varillas corrugadas, ésta es precisamente otra de sus características principales, ya que pueden no ser fabricadas con el acero más puro, sin embargo para complementar este fallo, tienen las arillas a lo largo de toda la varilla, que evidentemente ayuda a tener un mejor agarre.
Muchas veces cuando se termina de utilizar la varilla quedan sobrantes que desdichadamente no pueden reutilizarse en otros trabajos, ya que es material muy barato que no permite dobles usos. De no ser por los aceros, específicamente por las varillas corrugadas, los edificios no tendrían esa capacidad (no muy notoria) de expandirse e incluso “doblarse” un poco cuando eventos como temblores o terremotos los aquejan, aparte de que no tendrían la posibilidad de hacer distintas formas en lugares como los marcos de las puertas.
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